Cuando hablamos de un biodigestor o un digestor biológico lo hacemos de un contenedor que está cerrado herméticamente. En su interior se deposita materia orgánica, como los desechos de tipo vegetal o frutales, eso sí, excluyendo los cítricos, pues acidifican el medio en el que se depositan. Podemos añadir más sustancias que se depositan, caso de los excrementos de rumiantes o humanos. Esto produce una mezcla de gases con alto contenido de metano (CH4) llamada biogás, que se usa como combustible.